Ahora que en el mercado casi todos los colchones llevan en la etiqueta la palabra “ortopédico” es buena idea preguntarse qué significa eso. Un colchón ortopédico no tiene necesariamente que ser duro sino que es el que le brinda una postura cómoda y confortable durante sus horas de sueño. Por ejemplo, un colchón de firmeza intermedia es ortopédico para una persona de 70 kilogramos, pero no es ortopédico para una de 100 kilogramos. Si una persona de 70 kilogramos utiliza un colchón demasiado duro, este no le será confortable y posiblemente no tenga un descanso reparador mientras duerme sobre él y más bien pasará la noche dando vueltas por la cama buscando comodidad.
Entonces, los colchones son ortopédicos no por ser duros sino por su capacidad de soportar adecuadamente el peso de quienes lo utilizan. Si el colchón es ortopédico o no, depende del peso de la persona.